Los Milwaukee Bucks, campeones de la Copa NBA 2024

Giannis Antetokounmpo y compañía han doblegado a los Thunder por 97-81.

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Por Aitor Darias

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Los Milwaukee Bucks se han convertido en el segundo equipo en coronarse como campeón de la Copa NBA en la historia de la competición. El cuadro de Wisconsin se ha llevado la final al imponerse a los Thunder por un contundente 97-81, culminando un torneo inmaculado y alzándose en su segundo viaje a Las Vegas tras caer en las semifinales hace un año.

El cuadro de Wisconsin culmina así el giro radical que ha dado a su temporada, pues llegaron al primer duelo de Copa con un balance de 2-8 y en plena crisis de juego y resultados. Sin embargo, menos de dos meses después, la situación es radicalmente diferente tanto en cuanto a números como en cuanto a sensaciones, algo que ha quedado refrendado en este duelo. Porque los Bucks no solo se han hecho con el título, sino que lo han hecho luciendo una superioridad aplastante ante uno de los mejores equipos de la competición.

Crisis en el triple

Los Thunder no lograron en ningún momento acercarse a su mejor versión, no al menos en ataque. Su defensa, la mejor de lo que llevamos de curso con una diferencia notable, puso en aprietos a Milwaukee, pero el poderío ofensivo nunca estuvo ahí. Y mucho de ello tuvo que ver con el absoluto drama que vivieron en el lanzamiento exterior.

El cuadro de Daigneault terminó el choque con 5 triples en su casillero, firmando su peor marca de la temporada en el peor escenario posible. La defensa de los Bucks brilló negándoles tiros cómodos y evitando que los especialistas en la materia recibieran con espacio, pero semejante drama no se explica solo desde el buen trabajo del rival. Como si de un cosplay de los Rockets de aquel famoso Game 7 contra los Warriors en 2018 se tratase, OKC desperdició una oportunidad tras otra de sumar de tres, especialmente en una primera mitad en la que firmaron un 1/17, y para cuando empezaron a convertir algunos intentos ya era demasiado tarde.

Pero si los problemas ofensivos se hubiesen limitado a eso, los Thunder seguramente habría seguido en el partido. El problema es que, quitando un buen primer cuarto en el que el pick & roll dio muchos frutos, no tuvieron forma de hacer daño a una defensa que ha ido resurgiendo con el paso de las jornadas.

Andre Jackson Jr. y A.J. Green han venido demostrando lo necesitados que estaban los Bucks de un par de piernas jóvenes, y con su buena labor forzaron a Shai Gilgeous-Alexander a firmar su peor actuación en muchas semanas. El canadiense, que había alcanzado los 25 puntos en sus últimos 15 encuentros, no pudo pasar de los 21 tras quedarse en un pobre 8/24 en tiros de campo, y, como el resto de sus compañeros, acabó transmitiendo una enorme sensación de impotencia que hizo que el choque pareciera resuelto a varios minutos del final.

Y es que, aun con su mala noche, Shai terminó como líder de los suyos, solo apoyado por los 18 y 16 tantos de unos intermitentes Jalen Williams e Isaiah Hartenstein. Ambos trataron de frenar la sequía ofensiva buscando puntos en la pintura, pero en ella se vieron sobrepasados por unos Bucks con muchos más centímetros comandados por un Antetokounmpo que firmó una exhibición en los dos lados de la cancha.

Giannis quería la Copa

Giannis es de esos que se enfada si pierde un piedra, papel o tijera. Es un competidor nato que quiere ganar cualquier partido en el que participe y que, tras la derrota del año pasado, llegó a Las Vegas asegurando que los Bucks tenían asuntos pendientes en la ciudad. Pero ya no. Y es gran medida gracias a él.

El griego terminó el choque con un descomunal triple-doble de 26 puntos, 19 rebotes y 10 asistencias, a lo que sumó además 3 tapones y 2 robos mientras lanzaba con un 52,6% en tiros de campo. Pero los números no cuentan toda la historia. Giannis no solo fue el mejor en lo estadístico, sino que se encargó personalmente de romper el encuentro con un tercer cuarto que dio a los suyos medio título.

Cabría esperar que, ante unos Thunder con un único jugador interior, el ala-pívot se comiese el aro una vez tras otra, pero lo cierto es que comenzó el choque con algunos problemas para ello. Daigneault construyó una muralla plagada de jugadores más pequeños pero muy ágiles y con manos muy activas, que buscaron acabar con cada internada del griego tan pronto como pusiera el balón en el suelo. Y esto funcionó. Pero solo a ratos.

Giannis ha crecido mucho a la hora de leer este tipo de defensas desde aquella serie ante los Raptors en 2019, y a base de paciencia, de aguantar el tipo en pleno bosque de manos, de seguir siendo agresivo buscando el aro, y de entender cuándo finalizar y cuándo asistir, comandó un parcial de 26-14 en el tercer periodo que empezó a teñir la copa de verde. Anotando o asistiendo 21 de los puntos de los suyos en este periodo, se echó por completo al equipo a la espalda tras una primera mitad muy igualada, asumiendo todo el peso ofensivo para poner fin al atasco y dar inicio a un dominio que llevó a Milwaukee a colocarse 20 arriba.

Ayudó a ello el acierto de los exteriores. De un Damian Lillard que con 23 tantos fue fundamental en su primer título. De un Gary Trent Jr. tan irregular como demoledor cuando aparece. De un A.J. Green consolidado como un auténtico especialista. Y de un Taurean Prince que no sabe lo que es perder un partido de Copa y que se lleva su segundo título tras coronarse hace un año con los Lakers.

Así, los Bucks no solo vencieron sino que convencieron. Un equipo que parecía desahuciado hace un mes y medio se ha llevado el primer torneo de la temporada con una actuación que le sirve como argumento para presentarse como candidato a pelear por el segundo y más importante, el que se disputará entre abril y junio. Ahora falta ver si están a altura de aquí en adelante o si, como en tantas otras historias, lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas.

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