Las horas desde que se hizo oficial su lesión han ido esclareciendo el problema que sufre Kristaps Porzingis en su pierna izquierda. Aunque no mucho. Retináculo medial desgarrado que provoca la dislocación del tendón tibial. Una lesión con escasa presencia en las bases de datos médicos a nivel mundial e inaudita en la NBA. Jeff Stotts, una de las voces más autorizadas en esto de las lesiones deportivas en el baloncesto de élite estadounidense, dice que es la primera que registra en su seguimiento personal. Dicho mal y pronto, el retináculo es un tejido conectivo que mantiene los tendones cercanos a la articulación del tobillo estables.
Ayer, ante la noticia, el propio Porzingis dijo que lo único que le impediría jugar sería una negativa firme del equipo médico. Y hoy, en su primer reporte del día, el letón aparece como cuestionable en el parte lesivo. Stotts apunta que es crucial que los médicos logren la estabilidad del tendón por otras vías, aunque esto no evitará que el pívot juegue limitado. Tampoco el riesgo de reagravar la lesión, más aún si se tiene en cuenta el historial de Porzingis.
Por otra parte, a la luz de la información compartida, un especialista (médico) como Eduardo Murias, consultor habitual de PlanetaNBA en estos asuntos, asegura que la lesión no reviste posibilidad de recaída. «Es una lesión que si juega no empeora. Le va a provocar problemas para ponerse de puntillas y saltar», apunta en su cuenta de X/Twitter. Eso sí, reitera la importancia de inmovilizar la zona y aclara la necesidad de operación una vez la temporada llegue a su fin. La realidad es que, a estas horas, la presencia de Porzingis para el tercer partido es una incógnita.
(Fotoggrafía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)