En Dallas hay satisfacción por haber ganado el cuarto partido y seguir con vida en las Finales de la NBA; sin embargo, saben que tal victoria quedará en simple anécdota si no son capaces de derrotar de nuevo a Boston en el quinto encuentro. Quizás por ello, Jason Kidd empieza a jugar ya ese siguiente partido poniendo en alerta a su rival, al que recuerda que lo más complicado es lograr el punto definitivo.
«Es muy sencillo. No tenemos que complicarnos con lo que ha pasado hoy. Esto no es una cirugía. Nuestro grupo estaba listo para la batalla. Estaban preparados para celebrar y nosotros nos negamos. Estábamos desesperados. Tenemos que seguir jugando de esa manera. Están intentando cerrar la puerta. Lo más difícil en esta liga es cerrar la serie cuando tienes delante un grupo que no tiene nada que perder. Esta noche es lo que se ha visto», comenta el head coach de los Mavericks.
No le falta razón a Kidd. Hasta ahora los Celtics han dominado con mano de hierro las Finales, pero dar el último golpe puede hacerse cuesta arriba en determinados momentos; tanto es así que el propio Jrue Holiday, guard de los verdes, lo admite.
«Creo que ganar siempre es difícil, sea el partido que sea, pero si se trata de conseguir la cuarta victoria en las Finales de la NBA, es sin duda aún más difícil. Ellos salieron desesperados y nos dieron un buen puñetazo en la boca del que no pudimos recuperarnos como queríamos», sentencia.
(Fotografía de Tim Heitman/Getty Images)