Vistazo al baloncesto del futuro vía Toronto Raptors

El pasado 2 de enero los Toronto Raptors recibieron a los New York Knicks en el Scotiabank Arena. En principio, un partido anodino entre dos ...

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Por David Sánchez

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El pasado 2 de enero los Toronto Raptors recibieron a los New York Knicks en el Scotiabank Arena. En principio, un partido anodino entre dos equipos que, aunque en aquel momento competían por mantenerse en la lucha por el play-in, acumulaban más preguntas que respuestas en sus respectivas temporadas. Un estadio a medio llenar y las ausencias de Julius Randle, Mitchell Robinson y unos cuantos knickerbockers más terminaban por descafeinar la previa del encuentro.

Sin embargo, el enfrentamiento sí iba a ser relevante mirando al lado canadiense. Por primera vez en toda la temporada, los Raptors alineaban de inicio a sus cinco mejores efectivos. VanVleet, Trent Jr., Anunoby, Barnes y Siakam serían de la partida. ¿Cómo se supone que colocas ese quinteto en las posiciones tradicionales? Fácil. Simplemente, no lo haces.

Valladar en el norte

La excusa de las bajas se podría esgrimir en la inmensa mayoría de equipos de la liga. De hecho, se sigue haciendo a sabiendas de que es un inconveniente compartido a lo largo y ancho de la competición. Pero a los Raptors las ausencias les han afectado desde el día uno y no solo durante un tramo localizado de la temporada.

Pascal Siakam se perdió los diez primeros encuentros del curso y le costó al menos otra decena para encontrar un ritmo cercano al de su temporada All-Star. La diferencia entre ese tramo renqueante y los siguientes 15 partidos es abismal:

Pascal SiakamPuntosAsistenciasRebotesRobosTapones
Primeros diez partidos17,73,67,20,80,7
Últimos quince partidos22,75,39,11,10,8
*Datos recabados de Basketball Reference a 14 de enero de 2021

Por desgracia, el regreso de Siakam coincidió con gran parte de los 15 partidos que han presenciado la ausencia de OG Anunoby. La plantilla actual que maneja Nick Nurse no es lo suficientemente profunda para que dos de sus tres hombres más importantes se pierdan un total de 28 partidos combinados. Pero es que a estas hay que sumarle los 16 que se pierde Khem Birch, los 23 de Yuta Watanabe y otros tantos de Chris Boucher, Fred VanVleet, Gary Trent Jr. y Precious Achiuwa.

En una temporada así resulta imposible construir nada. Ni química, ni automatismos, ni roles, ni jerarquías. Pero desde aquel 2 de enero, los Toronto Raptors han encontrado su quinteto, repitiéndolo en cuatro de los seis partidos disputados desde entonces (5-1). Y, lo que es más relevante, han comenzado a construir una identidad alrededor de ese pasaporte al futuro que es el trío Siakam-Anunoby-Barnes.

¿Wings? ¿Guards? ¿Interiores?

La teoría ya la conocíamos antes de verles juntos. Versatilidad defensiva en su mayor expresión y generación continua de emparejamientos ventajosos en ataque. Sin embargo, convertirlo en algo palpable dibuja y amplifica presunciones que hasta ahora eran completamente abstractas.

Por mucho que se pudiese intuir, antes de verlo en acción es difícil hacerse a la idea de todo lo que puede hacer la conjunción de estos tres perfiles en la parcela defensiva. Ya no es que puedan quedar emparejados con cualquier defensor con solvencia. Es que pueden ocupar cualquier rol que la defensa les demande con un rendimiento por encima de la media en esas parcelas. Desde morder líneas de pase y presionar sobre bote a toda cancha hasta ser correctores de aro o aguantar embestidas del pívot rival de espaldas al aro.

Ahora mismo los Raptors son la decimonovena defensa de la liga recibiendo 109,7 puntos por cada cien posesiones. Una cifra que ha bajado a los 107,5 en los últimos seis encuentros, lo cual la sitúa en el séptimo mejor dato en este tramo y equivaldría al noveno registro teniendo en cuenta toda la temporada.

Los de Nick Nurse ya eran una defensa que forzaba muchas pérdidas al rival —16,3 por partido—, ocupando el segundo puesto en el balance general del curso, pero en estas últimas semanas el número se ha disparado hasta las 18,3 de media. Los Raptors siguen siendo expertos en dirigir al ataque rival hacia trampas defensivas, pero la suma bruta de envergadura y talento defensivo maximiza las posibilidades de recuperación y minimiza riesgos.

Aún así, se nota que todavía pasan por un obvio periodo de pruebas. Nick Nurse siempre ha sido dado a los experimentos defensivos y al equipo aún le cuesta adaptarse a la variedad de sistemas y comportamientos que el técnico introduce según el rival. Parece que la intención es que el quinteto mencionado sea también el que cierre los partidos, por lo que Nurse quiere invertir en él todo el tiempo que haga falta. Pero seguramente ahora mismo la alineación más viable en defensa tenga a Precious Achiuwa o Kem Birch como pívot.

Los Raptors son un equipo desesperado por correr. Los 16,3 puntos que anotan al contraataque por partido son el mejor dato de la liga, y desde el 2 de enero esa cifra ha aumentado a 18. Lo cual es aun más meritorio teniendo en cuenta que son uno de los peores conjuntos de la liga controlando el rebote defensivo —defecto que también han mitigado levemente durante esta racha—.

Esto parte de la capacidad que tiene casi cualquier jugador de la rotación para lanzar un ataque rápido a través del pase vertical o el bote. Pero sobre todo se solidifica porque el ataque rápido es la forma más orgánica de conseguir ventajas en los emparejamientos. Cuando un equipo corre al balance defensivo, la urgencia provoca que los defensores queden asignados con el atacante más cercano. Dando pie a que un interior quede emparejado con VanVleeet o un base con Anunoby o Siakam. La conjunción de sus tres navajas suizas lleva esto al extremo, ya que además son capaces de resolver desde el bote, el tiro de larga distancia, situaciones de poste o amenazar desde el pase.

Por el momento, el resultado es un equipo que abusa demasiado del aclarado para tratar de aprovechar estas situaciones. Son el quinto conjunto que más acude al uno contra uno —un 9% de las posesiones— y Siakam, Anunoby y Barnes lo utilizan en un 21,3; 13,4 y 11,6 por ciento respectivamente. Los dos primeros con una efectividad por debajo de la media de la liga. Esto les convierte en uno de los equipos menos eficientes en este tipo de acciones a lo que habría que sumar su paupérrimo acierto en las situaciones de poste.

El primer paso de un camino quizás no tan largo

Sin embargo, cada vez dejan más detalles de lo que podría ser el escenario ideal de estos tres bailando al son de un VanVleet desencadenado. Siendo Siakam el más creativo, Anunoby el más ejecutor y Barnes un híbrido entre ambos, solo queda invertir tiempo para descubrir hasta donde pueden abrir el abanico de posibilidades. Una vez comprobado la viabilidad del modelo, toca pulir y maximizar.

Especialmente el novato se está convirtiendo cada noche en un campo de pruebas. Unas veces jugando como cinco de facto y ocupando los codos de la zona y cargando rebote. Otras veces como desahogo sin balón desde el corte a canasta. Otras veces como el mariscal del equipo a campo abierto.

De una figura tan magnánima como Masai Ujiri siempre quedan los aciertos y se esconden los errores. Pero, una vez más, toca reconocerle que vio algo donde el resto del mundo no atisbábamos gran cosa. Por radical, esta propuesta recuerda a la protagonizada por los Cavaliers esta misma temporada, aunque en Canadá llevan varios años enamorados de este perfil de jugador. Después de demostrar otra vez que el talento hace viable casi cualquier idea, toca rodearlo como se merece en el cierre de mercado. Quizás vendría bien algún tirador más o un interior algo más clasicote. Aunque cabe esperar que el declarado Rey Midas de la front office actuará en consecuencia.

(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)

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