Tom Chambers y la primera agencia libre moderna

Los oscuros años 70 todavía se sentían en los cimientos de la NBA pese a la balsámica irrupción en la liga de Magic Johnson y Larry Bird. Deportivamente se atisbaban brotes verdes pero las cuentas de la liga amenazaban con teñirse de rojo.

Numerosas franquicias sufrían pérdidas, año sí, año también. Los problemas económicos azotaban con fuerza a franquicias como los Cavaliers, Nuggets, Pacers o Jazz. La situación era todavía peor en Kansas City y San Diego: los jugadores estuvieron cerca de plantarse y convocar una huelga. No era ninguna broma. Larry O’Brien solicitó un informe que esclarecía la gravedad del asunto: las franquicias debían entre 80 y 90 millones de dólares a sus jugadores en salarios.

En marzo de 1983, unas tensas negociaciones entre el sindicato de jugadores, dirigido por Bob Lainer, y la competición suavizó la discordia y mitigó el conato de incendio. Ambas partes cerraron un nuevo convenio colectivo que recogía, entre otras cosas, las siguientes condiciones:


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