Facundo Campazzo: ¿fin al sueño de una vida?

Hace dos años justo por estas fechas, y por aquí lo contábamos, un Facundo Campazzo feliz nos dejaba una estampa invernal, casi navideña, por las ...

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Por Mariano Galindo

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Hace dos años justo por estas fechas, y por aquí lo contábamos, un Facundo Campazzo feliz nos dejaba una estampa invernal, casi navideña, por las calles de Denver. Acababa de llegar a los Estados Unidos para ponerse a trabajar en la pretemporada del curso 2020-2021, que fuertemente marcado por los estragos y los ajustes del calendario de la pandemia, arrancaba a finales de diciembre de ese 2020.

Campazzo había abandonado el Real Madrid en un servicio realizado hasta el último partido posible de ese otoño de 2020, a la espera de que se concretase su salida rumbo al otro lado del Atlántico. El sueño del director de juego era la NBA. Lo tenía en ese instante en su mano, aunque eso pudiera suponer un paso atrás en cuanto a protagonismo sobre el parqué y un paso atrás en el plano económico, pues la salida del cuadro blanco marcaba una cláusula de rescisión de 6 millones de dólares. A pagar en cómodos plazos, pero a pagarla, en definitiva.

Las cuentas de entonces hablaban de un Campazzo que usaría todo lo ganado en Denver en las temporadas garantizadas que suscribía en 2020 para pagar la deuda generada con el Real Madrid. El base firmaba 6,5 millones de dólares brutos (mucho menos dinero neto) para las dos siguientes campañas. Si todo iba como debía, empezaría a ganar dinero en su tercer curso. Pero los planes, a veces… Y la vida, a veces también.

No fue mal al principio, pero…

Campazzo cayó más o menos de pie en la NBA. Le fue bien durante esa primera extraña temporada para todos, que acabó en julio con el anillo para los Bucks. Antes, los Nuggets habían caído en segunda ronda del Oeste a manos de los Suns (4-0, sin paliativos) pero habían superado con cierta solvencia a los Blazers (4-2). En todos los duelos de estos playoffs, excepto el postrero ante los Suns, que luego serían subcampeones de la NBA, Campazzo fue titular, asentado como cabeza de rotación. Sí, la terrible lesión meses antes de Jamal Murray, que le ha dejado fuera hasta esta campaña 2022-2023 facilitó que Campazzo se hiciera con el rol de titular, pero también tuvo que superar a un veterano contrastado como Will Barton. Ni tan mal.

El de la albiceleste cerraba su campaña de debut en la NBA con una media de casi 22 minutos por duelo en 65 partidos de Temporada Regular, para 6,1 puntos, 2,1 rebotes, 3,6 asistencias, 1,2 robos de pelota y un doble-doble. Estrenos así no se tienen todos los días, sobre todo si se veía el balance de algunos compatriotas suyos que antes o justo en ese momento penaban por algunos minutos en la NBA.

La segunda, y última campaña, del Facu en los Nuggets no empezó torcida y nada hacía presagiar cómo se iba a desarrollar todo. Tuvo minutos, presencia, aunque no titularidades, en el arranque de curso y con la explosión de Omicron incluso encadenó cuatro duelos de inicio de forma consecutiva entre el final de 2021 y el inicio de 2022.  Posiblemente sólo el último arreón que nos ha dado el COVID al ser humano a nivel global fue lo que permitiera que Campazzo acumulara alguna titularidad.

Alrededor de marzo, su presencia empezó a decaer y sus minutos se vieron reducidos de forma muy notable. En ocasiones, son cosas que pasan en la NBA por mil razones. Sin ir más lejos le sucedió a Kemba Walker también la temporada pasada en los Knicks. Y decimos Kemba Walker porque su llegada ha sido la que ha precipitado que Campazzo abandone los Mavericks.

Pero estábamos en Colorado, todavía, con un Campazzo que afronta la Agencia Libre en el horizonte y ve cómo sus minutos se acortan y su rol y su cartel se van deprenciando.

Los playoffs de 2022 no tienen nada que ver con los de 2021, ni para él ni para los Nuggets. Denver cae con rotundidad ante los luego campeones Warriors (4-1) y Campazzo no suma minutos en el primer choque y luego la secuencia del resto de partidos es: 5:53 minutos en el 2º; 3:59 minutos en el 3º: 23 segundos en el 4º; 3:09 minutos en el quinto y definitivo. No anotó ni un punto y salvo en el 2º partido (0/2 en triples) no volvió a mirar al aro en el resto de enfrentamientos. Se había convertido en alguien intrascendente y lo iba a pagar caro en la Agencia Libre.

Sólo Dallas y al final del todo

A las puertas del inicio del mercado estival de 2022, Denver decide, para sorpresa de nadie, no extenderle la Oferta Cualificada a Campazzo. Esa propuesta, por un valor de 4 millones de dólares y una temporada, habría permitido al argentino tener algo asegurado y a Denver haber dispuesto del derecho de igualar cualquier propuesta que sobre el jugador llegase en esa Agencia Libre. Y retenerlo. Al no ser Agente Libre Restringido, Campazzo se quedaba sin nada a lo que agarrarse, pero sin ataduras también. Era complemente libre para negociar su futuro, desvinculado al 100% de Denver.  

Sin embargo  el mercado de la NBA a veces es demasiado tajante, caprichoso, concreto, coherente, contradictorio. Póngale el adjetivo que quieran, porque todo puede encajar en algún momento. Pero lo que es siempre es complicado y más para figuras como la de Campazzo, venido a menos en Denver. Prestigio dañado, cartel menor y la insistencia del jugador de sí o sí hacer un tercer curso en la NBA.

De fondo, el Real Madrid, a la espera quizá. También, de fondo, el tema de las pensiones de la NBA que se dan a los jugadores. El derecho a recibirlas a partir de los 45 años, o de los 62 si se decide esperar y recibir más dinero al mes, lo tiene todo jugador que al menos haya tenido el contrato activado con una franquicia durante cada una de las tres temporadas que marcan el mínimo para percibir algo de pensión. A Campazzo, con dos cursos en los Nuggets, nada más le hacía falta una franquicia que le activara un contrato para completar el cupo de los tres años. Posiblemente esta cuestión de la pensión, que ha influido seguro en el empeño de Campazzo de seguir en la NBA un tercer curso, no es sin embargo la única explicación de por qué el ex del Real Madrid apuró y apuró hasta conseguir enrolarse en una franquicia para la 2022-23.

Recordemos, tenía un sueño y aunque el tema de la pensión, cacareado hasta la extenuación por ciertos sectores, ha tenido que ver, no explica todas las decisiones.

Campazzo deseaba seguir a toda costa en lo que era ese sueño, cumplido al principio en Denver, tornado luego en ciertas pesadillas en el verano de 2022. 

No había ofertas serias, no había nada sobre la mesa que hiciera pensar que no se volviera a Europa. En octubre, suena con fuerza Texas, Dallas, los Mavericks. No es casualidad, porque no suelen existir en el deporte, que allí el capitán general sea Luka Doncic. Idas y venidas, rumores y al borde del inicio de la temporada 2022-2023, Campazzo suscribe un acuerdo con los Mavericks. Lo máximo que ha podido obtener ha sido un año, no garantizado, y por el mínimo salarial para un jugador de su veteranía. Hablamos de 1,83 millones de dólares y una Espada de Damocles, pues el director de juego es el único de toda la plantilla cuyo contrato no se garantiza para toda la temporada hasta el 10 de enero de 2023, momento en el que automáticamente todos los acuerdos no garantizados pasan a serlo hasta ese mencionado final de curso.

Pero enero queda lejos y no son pocos los que dicen que Campazzo, que tiene la necesidad de ir día a día hasta esa fecha clave, no llegará a 2023 como jugador de los Mavericks. Con una plantilla repleta de jugadores, cualquier movimiento que quieran hacer desde Dallas para potenciar a un equipo del que muchos empiezan a pensar que está dejando pasar los mejores años de Doncic, pasa por cortar a un jugador. Y Campazzo no es que cuente menos o más que Frank Nkilitina (la decadencia del francés en la NBA da para otro artículo largo), sino que los 2 millones escasos que percibe el base galo son garantizados. Y puestos a despedir a alguien para soltar lastre y abrir un hueco en el roster, eliminas a quien menos te cueste.

La sentencia de Walker

Dallas no termina de carburar, y no será por Campazzo, quien salvo en la derrota ante Houston, donde juega 22 minutos (1/6 en triples y 5 asistencias y 3 robos) ante la ausencia de Doncic, o al inicio de curso en la también derrota contra NOLA (12 minutos y 1/4 en triples), no tiene presencia en la rotación.

El sábado pasado comparte pista con Doncic en la ajustada derrota frente a los Raptors. Apenas cuatro minutos, en lo que él declara a Gigantes posteriormente es una ayuda al esloveno para que descanse de subir la pelota. Tres minutos al día siguiente contra los Bucks y sus últimos puntos, hasta la fecha, en la NBA. Un triple que puede marcar el cierre de la aventura del base en la mejor liga del mundo.

Este lunes, medios de comunicación de Estados Unidos anunciaban que Dallas había llegado a un acuerdo con Kemba Walker, agente libre, para incorporarlo a la plantilla. Al tener el tope de 15 piezas con contrato estándar, la NBA obliga a hacer un despido. Dallas, franquicia ahogada por el Impuesto de lujo, del que ahora mismo tendría que pagar unos 30 millones de dólares si sus libros financieros acaban así al final de curso, debe cortar a alguien. El más barato es Campazzo, por aquello de no ser garantizado. Y efectivamente es despedido, percibe alrededor de 500.000 dólares (lo generado en Texas hasta la fecha) de los 1,83 millones en total que habría sumado de haber estado toda la 2022-23 y queda a la espera. A la espera de que alguna franquicia de la NBA en 48 horas reclame su contrato desde los waivers  y pueda tener otra oportunidad. De otra forma, volverá a ser libre para decidir su porvenir. Y quizá este ya no marque el sueño de la NBA. Quizá mire a Europa.

Para muchos, pudo desperdiciar sus mejores días, su cúspide y madurez como jugador, en algunos años normalitos en Denver y en este paso mediocre por Dallas (8 partidos, 52 minutos en total). Para otros, entre los que me incluyo, cumplió su sueño, hizo lo que pretendía, lo que buscaba. Y lo logró.

Y quizá eso ya sea suficiente.

(Fotografía de Matthew Stockman/Getty Images)

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