Este jueves se celebró el NBA Draft 2021, la cita anual que marca el pistoletazo de salida de la carrera profesional de un gran número de nuevos jugadores. Salir en primera ronda comprende el principal anhelo de los prospects pues asegura un contrato garantizado sujeto a una cantidad establecida nada desdeñable.
Este escenario previo provoca que, en muchas ocasiones, aquellos jugadores elegidos a partir de la 30ª posición sean pasados por alto. Sin embargo, existen numerosos casos de jugadores que lograron completar una carrera muy exitosa en la NBA tras ser elegidos en segunda ronda.
Así, esta edición de 2021 establece una nueva oportunidad para que otros treinta jugadores aspiren al galardón simbólico del robo del draft. De momento, compartiremos cuatro nombres que aspiran a ofrecer a la NBA mucho más de lo que su selección final exhibe, ya incluso en su primer año en la liga.
Jared Butler
Si hay un jugador que tiene todas las papeletas para ser considerado el gran robo del draft es este. Ya en 2020 adelantó su intención de presentarse al draft pero decidió retirarse para luchar por conseguir el campeonato nacional y ofrecer a la Universidad de Baylor el primer título de su historia. Un hito que finalmente alcanzaría después de liderar a los Bears a su primera Final Four desde 1950.
Cerrado su periplo universitario con el campeonato y el galardón al MVP del Torneo de la NCAA bajo el brazo, Butler no tenía más motivos para prolongar su estancia en Baylor. Sin embargo, sus problemas de corazón no solo repercutieron negativamente en su proyección para el draft sino que llegaron a poner en serio peligro su carrera profesional.
Finalmente recibió el visto bueno para regresar a la práctica deportiva aunque no pudo desprenderse de ese aura de incertidumbre que rodea a su figura. No sería hasta la 40ª selección cuando los Utah Jazz apostaron por él. Un riesgo ínfimo —que recuerda quizá al de Denver Nuggets con Michael Porter Jr.— considerando su categoría y las grandes expectativas que sigue habiendo en torno a él.
Su experiencia de tres años en el baloncesto universitario han forjado un jugador capaz de rendir desde el primer momento aunque su techo pueda ser menor al de otros prospects. Es un base con buen tiro, liderazgo, inteligencia y un gran carácter competitivo. Y su tendencia al triple encaja perfectamente como refuerzo para una segunda unidad carente de puntos más allá de Jordan Clarkson.
Sharife Cooper
Una potencial selección entre los veinte mejores que finalmente ha caído hasta el puesto 48, en manos de Atlanta Hawks. Cooper es un base con una facilidad pasmosa para ver el aro, una gran inteligencia para leer los partidos y madera de playmaker. Los 20,2 puntos y 8,1 asistencias firmados durante el curso 2020-21 son la mejor carta de presentación posible.
Pero si es tan bueno, ¿por qué ha caído tan bajo en el draft? Por dos aspectos fundamentales: su limitado bagaje físico lo convierten en un perfil carente de defensa y no ha logrado desarrollar un lanzamiento fiable. Si el tiro es un problema, tendrá como maestro a uno de los mejores jugadores de la liga en la materia, Trae Young.
Así, su futuro en la NBA dependerá del contexto pero también de cuánto sea capaz de solventar estas carencias o de compensarlas mediante sus evidentes virtudes. Si confirma esta premisa puede asentarse como un base titular sólido en la liga.
Ayo Dosunmu
La necesidad de reforzar el puesto de base puede elevar a Chicago como un buen destino para que Dosunmu complete su salto al profesionalismo. La franquicia de Illinois lo ha seleccionado en la 38ª posición del draft tras haber sido proyectado para finales de primera ronda. Además, el jugar en su ciudad natal supondrá un plus motivacional muy grande.
En defensa es un jugador solvente gracias a sus cualidades físicas. En ataque es muy peligroso en transición y activo en el pick-and-roll. No obstante, su perfil está más próximo al de combo-guard que al de base puro organizador. Aún así, reúne condiciones suficientes para destacar en ambos lados de la cancha, por lo que los Bulls tendrán que comenzar a explotar las virtudes que crean más convenientes.
Los nombres que surgen cuando se buscan comparaciones invitan al optimismo: Jrue Holiday y Reggie Jackson. Dos perfiles muy distintos que ponen de manifiesto la necesidad de dar forma a su juego.
Miles McBride
Caer hasta la 36ª posición del draft supone un premio recíproco. McBride jugará en un gran mercado como lo es New York y Tom Thibodeau estará encantado de contar con un perro de presa como él.
Su capacidad para presionar al hombre con balón le permite emparejarse con casi cualquier jugador exterior aunque necesitará adaptar su físico a los cánones NBA. Además, no le tiembla el pulso a la hora de generar sus propios lanzamientos y cumple como generador de juego.
No obstante, su mayor virtud reside en su ética de trabajo y voracidad competitiva. “Los tiros pueden entrar o pueden no hacerlo, así que lo más importante es demostrar que soy un competidor», declararía tras protagonizar un workout privado con Los Angeles Lakers.
Así, McBride podría asentarse de inmediato en la rotación de Thibodeau e intensificar la disciplina defensiva del equipo. Si cumple esta premisa, las oportunidades para anotar tampoco tardarán en llegar.
(Fotografía de portada de Tim Nwachukwu/Getty Images)